viernes, 10 de mayo de 2019

Planificación y Gestión de la Infraestructura Digital



Infraestructuras para el aprendizaje
Hasta este momento hemos hablado de diversos planos vinculados con la integración de la tecnología digital en una institución educativa: el plano competencial, el plano directivo, el plano colaborativo, etc.

Sin embargo, para que la tecnología pueda contribuir a potenciar la enseñanza y el aprendizaje es necesario que la infraestructura digital esté operativa y sea fiable y segura, además de escalable, a lo largo del proceso de desarrollo. Sin esto no será posible su integración, y en su ausencia o sus limitaciones encontramos uno de los problemas más previsibles y, sin embargo, comunes en el proceso de integración.

En este bloque de Ideas Clave reflexionaremos, precisamente, acerca de cómo podemos desde el Marco Europeo para Organizaciones Educativas Digitalmente Competentes reflexionar y prever nuestra infraestructura digital para que dé soporte a un uso profesional de la tecnología para el aprendizaje.

La tecnología al servicio de la pedagogía
Cuando se vinculan tecnología y educación es inevitable pensar en el futuro. Así, Tom Vander Ark señala en Teachthought (enlace en inglés) que “las escuelas de la siguiente generación se caracterizarán por un día de tres pantallas (para consumir, producir y compartir) con banda ancha en la escuela y en casa y una oferta de oportunidades de aprendizaje con recursos contrastados 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año”.

En esta visión, obviamente, tecnología y aprendizaje caminan de la mano pero, sin embargo, la velocidad de ambas áreas no es la misma. Innerarity (2011: 217-218) utiliza el término heterocronía para referirse a estas distintas velocidades y a las posibles líneas de quiebra que pueden surgir entre las distintas dinámicas de innovación.

En este sentido, una visión simplificadora podría hacer pensar que, puesto que el avance tecnológico es más rápido, la tecnología debería ser el ámbito que marcara el paso pero no es así. En educación la tecnología está al servicio de la pedagogía: como afirma la OCDE (2015) (enlace en inglés), “La tecnología puede amplificar una gran enseñanza, pero una gran tecnología no puede reemplazar una pobre enseñanza".

Así pues, la infraestructura tecnológica ha de ser definida de manera coherente con el marco pedagógico y el proyecto educativo del centro. Solo esta subordinación de la tecnología a la pedagogía garantiza una integración sostenible que promueva el aprendizaje.

La infraestructura como responsabilidad
Jaron Rowan afirma en su libro Cultura libre de Estado: “Las infraestructuras ordenan y reproducen clases sociales". Es decir, las infraestructuras no son neutrales y, por tanto, su implementación, desarrollo y utilización (especialmente en instituciones educativas) debe ser considerado no solo desde una perspectiva tecnológica sino desde una perspectiva ética.

En este sentido, construir juntos una política de uso aceptable, como propone el Marco Europeo para Organizaciones Educativas Digitalmente Competentes, es una garantía mínima de que la institución promueve un uso ético y adecuado de la tecnología. Esto implica desde una inversión justa basada en el conocimiento hasta la lucha contra la desigualdad y a favor de la inclusión digital (enlace en inglés), promoviendo que se pongan en funcionamiento las actuaciones necesarias para atender a las necesidades específicas de todos los estudiantes y manteniendo siempre un alto nivel de preocupación por la privacidad, la confidencialidad y el uso seguro de las tecnologías.

Visión y planificación
En relación con la infraestructura tecnológica, es absolutamente necesario que la organización educativa sea capaz de alinear su misión y su visión con un plan estratégico y de implementación específicos. Para ello es importante que este plan sea tan consistente como flexible porque, como afirma Antonio Rodríguez de las Heras (2015), “el futuro menos probable es aquel en que nada cambia".

Por esta razón el Marco Europeo para Organizaciones Educativas Digitalmente Competentes, #DigCompOrg incluye dos subelementos relacionados con la infraestructura:
.- Se diseñan espacios de aprendizaje físicos y virtuales para el aprendizaje en la era digital.
.- Se planifica y gestiona la infraestructura digital.

El primero de ellos se desarrolla en dos descriptores:
.- Los espacios de aprendizaje físicos optimizan las posibilidades del aprendizaje en la era digital.
.- Se optimizan los espacios de aprendizaje virtual.

El segundo, a su vez, se concreta en los siguientes descriptores:
.- Se tiene establecida una Política de Uso Aceptable.
.- Los conocimientos expertos pedagógicos y técnicos dirigen las inversiones en tecnologías digitales.
.- Hay una gama de tecnologías de aprendizaje digital que dan soporte al aprendizaje en todo momento y lugar.
.- Se apoyan los modelos Bring Your Own Device (BYOD, Traiga Su Propio Dispositivo).
.- Se abordan los riesgos relacionados con la desigualdad y la inclusión digital.
.- El apoyo técnico y de usuario es evidente.
.- Las tecnologías de asistencia atienden necesidades especiales.
.- Hay medidas bien establecidas para proteger la privacidad, la confidencialidad y la seguridad.
.- Hay evidencia de una planificación de adquisiciones eficaz.
.- Hay establecido un plan operativo para la red principal y los servicios básicos de las TIC.

Con estos subelementos y descriptores se proporciona una imagen de institución educativa que tiene el control de su propia infraestructura y es, por tanto, capaz de ajustarla al modelo de enseñanza y aprendizaje. Además, se dibuja una institución preocupada por el desarrollo integral de todos los miembros de la comunidad educativa y porque estos puedan desarrollar su tarea con todas las garantías posibles de confidencialidad y seguridad. En definitiva, la tecnología no es una simple expansión de la institución educativa: la tecnología es la propia institución.

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